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Disfonia

Disfonía

Disfonía

Las alteraciones en la voz que afectan a alguna o varía de sus cualidades (intensidad, tono, timbre). Además de la variación en estas cualidades, en la disfonía se aprecian otros síntomas como fatiga al hablar y, a veces, un dolor fino asociado al uso de la voz, necesidad de realizar un esfuerzo para hablar y el hábito de aclarar la voz de manera repetida.

En la etiología de las alteraciones de la voz infantil subyace una combinación de diversos factores: un sobreesfuerzo vocal persistente, un factor desencadenante, habitualmente un proceso inflamatorio de las vías respiratorias, aunque también puede ser humo o polvo, y factores favorecedores, como la ansiedad o la presencia en el entorno de una persona con afonía a la que el niño imita.

Atendiendo a la causa, las disfonías se clasifican en:

Disfonías orgánicas, son aquellas de origen congénito o por procesos víricos y/o inflamatorios.

Disfonías funcionales, en el caso de que no existan lesiones orgánicas, pero sí alteraciones en la voz. Dentro de las disfonías funcionales en la infancia destacan los trastornos en la muda de la voz. También podemos encontrar relaciones psicológicas, destacando las hipercinéticas (Tensión excesiva de las cuerdas vocales durante la emisión de la voz que a la larga se van debilitando) y las hipocinéticas (falta de cierre de la glotis por lo que las cuerdas vocales no acaban de cerrar correctamente)

Higiene vocal: Conjunto de pautas y medidas que permiten tener una voz más sana ayudando a aumentar su rendimiento, así como prevenir trastornos y molestias relacionados con la voz.

Para cuidar la voz podemos llevar a cabo una correcta higiene vocal en la vida diaria. Es decir, un conjunto de pautas y medidas que permiten tener una voz más sana ayudando a aumentar su rendimiento, así como prevenir trastornos y molestias relacionados con la voz.

Algunas de las pautas y medidas que podemos llevar a cabo y que nos pueden ser de gran utilidad son por ejemplo:

– Mantener una buena hidratación de la mucosa laríngea tomando abundantes líquidos.

– Disminuir el ruido ambiental.

– Realizar inspiraciones nasales en vez de bucales.

– No cometer excesos vocales.

– Procurar realizar respiraciones con el diafragmama.

– No carraspear ni toser habitualmente.

– Sustituir el susurro por hablar en voz baja.

– Evitar quedarse sin aire en la mitad de una frase.

– Si se necesita gritar, lo ideal es realizar los siguientes pasos:

1. Coger aire por la nariz rápido.

2. Hacer una pausa corta de 3 a 5 segundos.

3. Gritar expulsando el aire de forma rápida a largo de la emisión de palabra.

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